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RESTAURANTERIA Disertaciones vitales de un liberal librepensador

Placeres cotidianos

Placeres cotidianos

Hay pequeños placeres que sin duda hacen que hagamos las paces con la vida. Algunos son compartidos por la mayoría. Otros son estrictamente personales. Os voy a contar algunos de los míos.

 

Uno de ellos me ha reconfortado hoy. Al llegar a casa, después de una mañana un tanto estresante en cuanto a ir de aquí para allá resolviendo entuertos, he llegado a casa y desde ayer me estaba esperando, en el eterno invierno de la nevera, mi puchero con pringá. He sacado caldo en una olla pequeña, algunos trompitos (garbanzos) y la pringá en un plato aparte. He calentado el caldo, al que le he agregado unos fideos capellini del cero, mientras se calentaba la pringá en el microondas.

Cinco minutos después de todo esto, el fideo se ha reblandecido y ha tomado su punto al dente, los garbanzos y la verdura se han cogido de la mano y han bailado un vals al chup chup de la olla y la pringá esparcía sus efluvios por toda la casa.

Cojo un trozo de pan de masa dura, y a pringar.

El humeante puchero es una sinfonía de sabores y aromas de siempre.

Mientras tanto, veo que a través de la ventana está empezando a caer una finísima lluvia. Son las 14:30 de un martes cualquiera y fuera estamos a 6º C.

Yo soy feliz mientras cuchareo impenitente.

El tocinillo, tembloroso, me sonríe en su plato, y el sabor de las madres me hace sonreír.

Otra vez. Como cada vez.

1 comentario

Juan Glez. -

Después de leer ésto, me han entrado unas ganas de comerme un puchero con su pringá que me he puesto a remojar garbanzos en cuanto he llegado a casa (te leo desde la oficina).
Bien chaval, sigue así. Los compañeros de trabajo te seguimos todos y gracias a tus recomendaciones sobre bares y restaurantes, hemos conocido sitios nuevos y hemos quedado divinamente cuando hemos tenido visitas de gente de fuera.
Sigue así.