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RESTAURANTERIA Disertaciones vitales de un liberal librepensador

Epístola a Diciembre

Sabes que siempre me alegró tu llegada.

Te recibía con el corazón en vilo y alegría de manos abiertas. De ilusión y de esperanza. De corazones y familia.

Tu aroma, un puesto de castañas. Tu color, el de lucecitas blancas en un árbol de Sevilla. Y guantes y gorro de lana, con borlón en lo alto. Y aquella bufanda de cuadros que decía que me picaba.

En ti brilla la luz de un niño ilusionado, de este niño que hoy te recibe, y que no es más que el reflejo de nuestro seres queridos, que nos reunían en familia, como cada año, y que ahora nos faltan.

Eres también el vaho matutino de tus mañanas de luz de plata ­ --- ¡Mira papá, humo!---

y de tus noches estrelladas. Aquellas noches por las calles de mi infancia, de la mano de mis padres, en esta ciudad eterna, de juguetes y cabalgatas.

Y el calor de una estufa, y aquellos belenes que al llegar visitábamos todos en tropa, y los globos a la salida, y la cabalgata, y los Reyes Magos sobre nuestras camas, y caramelos y castañas, y ….

Hoy te escribo de nuevo, Diciembre de mi niñez escondida. Y cantaré, como entonces, villancicos de nuestra tierra, esperando que algún día, las figuras de mi Belén, de mi reciente Nacimiento, transporten al corazón de otros niños la ilusión que fue mía.

 

Tuyo siempre.

 

Pedro.

 

Un niño.

2 comentarios

Indo -

jo, qué bien lo has descrito. poquitas palabras para encerrar un sentimiento de esos que están dentro, dentro. diciembre... qué bonito puede ser desde los ojos de un niño. aunque el niño haya crecido.

Uno cualquiera -

Tienes algo escribiendo. Un toque que la mayoría no tiene. Emocionas y haces reflexionar. Y eso no es fácil en tan corto espacio de texto.
Sigue.
Con admiración.
Uno